lundi 29 août 2016

Y de los acuerdos ¿Qué?

Consideramos que la oposición, como fuerza política para el cambio, debe  seguir una ruta con metas y objetivos muy claros. La meta debería ser la solución de los grandes y profundos problemas nacionales, los cuales son de tal magnitud que se necesitan personas capaces de embarcarse en desentrañarlos por áreas y proponer soluciones en todos los órdenes: institucional, entendiendo que se debe de reconstruir a todos los órganos del poder público, base fundamental de las democracias. El económico, que tiene múltiples aristas. El educacional, del cual depende el futuro del país.  La salud pública y privada. La seguridad que azota sin discriminación a toda la población. La jurídica que hoy por hoy no existe. La política, entendiendo, dentro de otros tópicos, lo concerniente al sistema electoral; cómo enfrentar al enemigo invisible de la seguridad del Estado, hoy en manos de cubanos e integrado por grupos violentos y estructuras paramilitares, y de las armas en manos de la población.  Sin duda que para llegar a todo esto  se debe producir un cambio de gobierno, pero, y aquí está el pero, las individualidades y los diferentes grupos políticos tienen que trabajar de común acuerdo con los objetivos a alcanzar, con las estrategias de acción y, lo más importante, con la voluntad política de conseguirlo, entendiendo como voluntad política el llegar a acuerdos, tratar de alcanzarlos e irlos evaluando periódicamente. Todo esto  pareciera un desarrollo teórico no aplicable a lo que vivimos, pero tiene una base en lo que percibimos.

Una pregunta que se hace una parte de la población es: ¿Cómo será un inmediato próximo gobierno de la oposición, si  algunos ciudadanos la sentimos  dividida? Pareciera que algunos de los grupos y personalidades que la integran tienen los mismos criterios  de quienes nos gobiernan: la poca importancia de los problemas reales que sufre el país. ¿Por qué decimos esto? Si realmente les preocupa el país tendrían que tener claro cuáles son las metas y los objetivos a alcanzar, y para ello es necesario que se logren acuerdos muy claros y precisos, que los venezolanos  entendamos y que  nos induzcan a depositar en ellos toda nuestra confianza. Que sean factibles de llevar a cabo, y que se sienta que  realmente a  sus dirigentes les importa el país y no sólo sus posiciones  políticas, como  hemos oído a muchos  que tienen esa apreciación.

Notamos que la Mesa de la Unidad Democrática, como cuerpo colegiado que es, se tarda en tomar decisiones y de llegar a acuerdos. Pareciera  que no existiera una planificación de la ruta a seguir. Así lo visualizan  muchos. Nos imaginamos a un grupo humano, de cualquier tamaño, viendo cómo van a quedar en la repartición de sus cuotas de poder. Ya lo han demostrado en anteriores circunstancias de elecciones de gobernadores, diputados, etc. ¡cuántas personas se han retirado o violentado porque no los pusieron donde ellos creían que se merecían! Por cierto, no es hora de merecimientos, si vamos a ver, quien verdaderamente lo merece es el pueblo que lleva tantos años padeciendo.

La MUD decidió las estrategias a seguir, al parecer, satisfaciendo a los diferentes grupos que trataron de poner en juego alguna de todas las iniciativas acordadas por ella.  Un candidato “picó adelante” y tomó la bandera del revocatorio, haciendo campaña y presionando a la población para seguirle. Al ser tendencia, la mayoría de los otros grupos lo han apoyado. Eso puede significar puntos a favor de ese candidato, aunque podríamos decir que todos los venezolanos somos precandidatos… a algo. Muchísimos aspiran llegar a Miraflores, aunque para que quien llegue sea su tumba o su consagración.  Pareciera que ningún  partido de la oposición tiene  la suficiente fuerza humana necesaria para gobernar a un país que se ha esfumado del horizonte. Si “todos a una” como Fuente Ovejuna no apoyan al gobierno que se elija, esto quiere decir, que si votaron por tal o cual persona porque fue la que se seleccionó,  no se sientan obligados a respaldarlos y al siguiente día de tomar posesión de su cargo empiecen a hacerle oposición, acompañados de lo que quede del chavismo. Entonces el gobierno no podrá darle rápidas, efectivas consensuadas soluciones al país y empiecen a improvisar lo que deben hacer. ¡Que frustración! El darle salida al futuro a una población que ha sufrido durante tanto tiempo hambre, sed, desatención de su salud, inflación exorbitada, etc. se verá frustrada y exigirá soluciones inmediatas que alivien sus penas. A la población también hay que prepararla para que no espere lo que no puede venir y para que  ayude con lo poco o mucho que pueda aportar. Todos podemos.

¿Quién asumirá tan magna tarea? Todos juntos, respetando los acuerdos de colaboración y apoyo a los que nuestros dirigentes hayan llegado. No es una cuestión personal. No es un individuo que estará en la Presidencia dando órdenes, haciendo campaña electoral y ofreciendo cosas que no será capaz de realizar. Es un grupo humano multicolor, cada uno con sus especialidades o responsabilidades, que deberá trabajar para encontrar el verdadero camino del cambio. Pura teoría, dirán ustedes, sí, pero esas teorías han sido probadas en otros tiempos y circunstancias y han sido exitosas, por eso nos preguntamos: Y de los acuerdos ¿Qué? Nos contestarán: vendrán.  Esperamos que sea ahora, porque para mañana es tarde.

Montreal, 17 de agosto de 2016

Ligia Valladares de Salcedo