Según la página web de la Guardia
Nacional Bolivariana, sus funciones básicas de son: control del orden público,
cooperar con la defensa de la nación, policía administrativa e investigación penal.
En su VISIÓN se dice que están “especializados en interactuar en un ambiente
con alta calidad de vida … y apoyados en una sólida plataforma tecnológica,
logística y financiera lograremos nivel
de excelencia … llevando el valor más preciado de la institución: EL HONOR ES SU DIVISA”.
Según el Diccionario Larousse
Ilustrado, se entiende por honor, entre otras acepciones, “La cualidad moral de una persona que actúa de
acuerdo a su propia estimación: Un hombre
de honor”. También se considera la
“Dignidad, consideración de la que se está orgulloso: venga su honor”. “Tener honor: considerar que es causa de orgullo”.
Hasta el día de hoy, después de 77 años de fundada, pareciera que los
venezolanos no nos sentimos orgullosos de ellos, ni se merecen que los tratemos
con honor puesto que su actuación es moralmente inaceptable.
Analizando la información de su página web, la calidad
de vida en este país no existe. Nadie puede explicarla porque hace muchos años
que se ha ido perdiendo, y no tenemos referencias cercanas acerca de ello, a menos
que hayamos visitados otros países; lo que no está al alcance de la mayoría de
la población. En cuanto a sentirnos orgullosos de su desempeño, muchas personas
tenemos cuentos que nos ha tocado vivir de cerca con respecto a la Guardia. Algunos
cuentos que voy a narrar son viejos,
pero están vigentes: un pariente lejano de mi esposo, guardia nacional, nos
visitó para solicitarle sirviera como referencia familiar para que lo
incorporaran a la Guardia de Honor Presidencial. Nos contó de sus adelantos en
el ejercicio de sus funciones: detuvieron a una persona que trataba de meter al
país un lote de finos relojes suizos. El grupo de guardias les decomisó los
relojes y se los repartieron entre ellos. Hacía ostentación de cuánto se había
ganada en ese “negocio”. En otro cargo que tuvo como vigilante de una industria
de parabrisas para automóviles, con sede en Valencia, todas las semanas que no
tenía guardia, él y otro compañero, se
robaban dos parabrisas y tenían talleres donde se los compraban. Esos eran los
cuentos menuditos. Asqueaba la conversación. Aspiraba el cargo en la guardia de
Honor porque allí les daban un sobresueldo, de la partida secreta de
Miraflores. Por supuesto, mi esposo le dijo que no lo pusiera de referencia
familiar.
¿Por qué la escasez de alimentos
en la frontera? Porque pasan innumerables camiones con mercancía nacional o
importada por Venezuela, como contrabando de extracción, especialmente
alimentos, los cuales se cotizan a muy buen precio en Colombia. Esto es todo un
cangrejo, según se comenta, porque están comprometidos oficiales de distintas
graduaciones, entre ellos Generales, hasta los menos favorecidos, Guardias;
funcionarios que fiscalizan los impuestos y capos internacionales. A los de
arriba les llueve y a los de abajo les llega su chorrito.
Cuando vigilaban internamente las
cárceles eran ellos los que introducían el arsenal bélico con que cuentan los
presos, muy bien pagado, por supuesto. Otra práctica poco honrosa, por cierto, cada
preso nuevo era vendido por los guardias, se decía, que los entregaban a los
pranes que les ofrecieran más dinero, porque se los revendían a los otros
presos para ser abusados sexualmente. Y así podríamos llenar muchísimas páginas
con dolorosas y trágicas experiencias de todos los lectores.
Ahora, en estos momentos que
vivimos lo que nos impacta, como individuos y como sociedad, es la forma
bestial, violenta, salvaje, llena de odio, de deseos de venganza, con saña, utilizando,
por supuesto, “la plataforma tecnológica” que poseen y, también, con los cascos
o cualquier otro objeto contundente: fusil, peinilla, etc., con que maltratan a
los manifestantes. En especial es bueno observar que lo que disparan son
perdigones, pero no a las piernas sino a
los ojos, por si acaso no muere, la víctima quedará ciega de un ojo; o a los
genitales, no por el dolor que les acusa a las víctimas, sino por las
consecuencias que podría tener, caparlos disimuladamente.
¿Quién puede hablar de honor? Con
razón dicen que
“ …NI SE DIVISA”