Es verdad: tu voto vale. Mucha gente se precia
de que su voto vale, pero no se dan cuenta que el valor del voto es condicional.
Decía una persona conocida que ella no votaba por la oposición porque una tal
mujer, esposa de un reconocido dirigente político de la oposición, es corrupta.
Tratamos de explicarle que la oposición es más que una persona. Somos millones.
Una persona corrupta no hace que el resto sea corrupto, en cambio, un gobierno
que se ha caracterizado por hacer negocios a la sombra del poder y han llevado
al país a la ruina, esos si son corruptos, tanto en cantidad como en calidad de corrupción. Pensándolo bien, creo
que a falta de un mejor argumento, ella no quería que supiéramos que es simpatizante
del gobierno.
Otros argumentos que se esgrimen es que, como
mi voto vale, yo me abstengo porque todos los políticos son iguales; o sea, que
prefiere que las cosas sigan como están. Después, cuando se quejan del gobierno,
provoca tener poca caridad y decirles que son parte de la culpa de lo que
sucede. Pero hay que saber perdonar. No se dan cuenta que la sumatoria de los
votos de todos los abstencionistas lo que dan es más probabilidades al oponente
para que gane. Los votos válidos son de los que realmente han ejercido su
derecho al voto, entonces la diferencia favorece a la otra parte. Parece que quienes así opinan no tienen
criterio para discernir el efecto de su acción en los resultados. Cuando hay
dos candidatos uno malo y otro menos malo, es preferible votar por el menos
malo. Como dice el dicho: de los males, el menor. Tienen que saber medir las
consecuencias de su decisión y eso no se le ha enseñado a
la población. Los que se abstienen porque no creen ni en ellos mismos,
son anárquicos y dicen que ellos pueden hablar bien o mal de unos y de otros.
Es una posición cómoda. Entonces siempre criticaran a unos y otros y nunca
estarán de acuerdo con nadie. No sabemos si eso los hace felices y si nunca sentirán
los efectos de las acciones de los
gobiernos. Los que no votan porque aprovechan el día para ir a la playa, ya que
hay menos gente y la pueden disfrutar plenamente. Esos no tienen conciencia de
nada. Sencillamente son egoístas e irresponsables.
¿Cómo aprender a discernir lo importante de
nuestra decisión como electores?:
La democracia, con todas sus imperfecciones,
es, según lo ha demostrado la historia, el mejor sistema político. Ahora bien,
las elecciones es el medio que se ha ideado para escoger los gobernantes en una
democracia, pero debemos tener en cuenta que para que los gobiernos que se
apartan de la democracia, cuando no respetan la libertad de las personas, no
existe justicia porque la que ofrecen es amañada, se violan sistemáticamente
todos los derechos civiles, políticos y económicos de la población, desvirtúan
la esencia misma de la democracia y la convierten en una autocracia. Antes de escoger candidatos a puesto públicos
políticos es menester que sepamos que existe el Bien Común, que se fundamenta
en la dignidad e igualdad de todos los ciudadanos y a él deben de tender todos
los aspectos de la vida social se trata de lograr el bien colectivo, aunque los
intereses de algunas personas puedan verse afectadas. El Bien Común comprende
las condiciones de la vida social que hacen posible que todos los ciudadanos en
su conjunto y cada uno en particular, así como las asociaciones o corporaciones
sociales, logren las mejores condiciones de vida posible, tanto en forma
individual como colectiva. A la construcción del Bien Común se puede llegar con
la participación y colaboración de todos los ciudadanos y de los gobiernos, es
decir de los funcionarios públicos que ejercen el poder político, que deben
orientar su actividad para lograr ese objetivo. Es la dimensión social del bien
moral.
Como católicos somos “responsables de la
sociedad terrestre”. El destino de cada
uno de nosotros está ligado al destino del país. Esto lo podemos interpretar
literalmente. Esto nos impele a colaborar en la construcción de un futuro
mejor, donde se respete la dignidad de la persona humana, su libertad e
igualdad y donde exista justicia ya que cuando ésta no es igual para todos los
ciudadanos, se pierde el equilibrio social y la equidad.
Como electores debemos anteponer los criterios
éticos y morales a los de orden estrictamente políticos. No cabe duda de cuál
es la decisión que debemos tomar. “El malvado siempre disfraza sus intenciones
con argumentos hermosos”. Eso lo hemos sufrido en los últimos 16 años. Privan los intereses personales o grupales
sobre el Bien Común. No debemos de perder la oportunidad. Es ahora y en estas
elecciones. Por eso tu voto vale. Es muy valioso. No lo pierdas.
Montréal, 15 septiembre 2015
Ligia Valladares de Salcedo