Consideramos que
la oposición, como fuerza política para el cambio, debe seguir una ruta con metas y objetivos muy
claros. La meta debería ser la solución de los grandes y profundos problemas
nacionales, los cuales son de tal magnitud que se necesitan personas capaces de
embarcarse en desentrañarlos por áreas y
proponer soluciones en todos los órdenes: institucional, entendiendo que se
debe de reconstruir a todos los órganos del poder público, base fundamental de
las democracias. El económico, que tiene múltiples aristas. El educacional, del
cual depende el futuro del país. La
salud pública y privada. La seguridad que azota sin discriminación a toda la
población. La jurídica que hoy por hoy no existe. La política, entendiendo,
dentro de otros tópicos, lo concerniente al sistema electoral; cómo enfrentar
al enemigo invisible de la seguridad del Estado, hoy en manos de cubanos e
integrado por grupos violentos y estructuras paramilitares, y de las armas en
manos de la población. Sin duda que para
llegar a todo esto se debe producir un
cambio de gobierno, pero, y aquí está el pero, las individualidades y los
diferentes grupos políticos tienen que trabajar de común acuerdo con los
objetivos a alcanzar, con las estrategias de acción y, lo más importante, con
la voluntad política de conseguirlo, entendiendo como voluntad política el
llegar a acuerdos, tratar de alcanzarlos e irlos evaluando periódicamente. Todo
esto pareciera un desarrollo teórico no
aplicable a lo que vivimos, pero tiene una base en lo que percibimos.
Una pregunta que
se hace una parte de la población es: ¿Cómo será un inmediato próximo gobierno
de la oposición, si algunos ciudadanos
la sentimos dividida? Pareciera que
algunos de los grupos y personalidades que la integran tienen los mismos
criterios de quienes nos gobiernan: la
poca importancia de los problemas reales que sufre el país. ¿Por qué decimos
esto? Si realmente les preocupa el país tendrían que tener claro cuáles son las
metas y los objetivos a alcanzar, y para ello es necesario que se logren acuerdos
muy claros y precisos, que los venezolanos entendamos y que nos induzcan a depositar en ellos toda nuestra
confianza. Que sean factibles de llevar a cabo, y que se sienta que realmente a sus dirigentes les importa el país y no sólo
sus posiciones políticas, como hemos oído a muchos que tienen esa apreciación.
Notamos que la
Mesa de la Unidad Democrática, como cuerpo colegiado que es, se tarda en tomar
decisiones y de llegar a acuerdos. Pareciera que no existiera una planificación de la ruta
a seguir. Así lo visualizan muchos. Nos
imaginamos a un grupo humano, de cualquier tamaño, viendo cómo van a quedar en
la repartición de sus cuotas de poder. Ya lo han demostrado en anteriores
circunstancias de elecciones de gobernadores, diputados, etc. ¡cuántas personas
se han retirado o violentado porque no los pusieron donde ellos creían que se
merecían! Por cierto, no es hora de merecimientos, si vamos a ver, quien
verdaderamente lo merece es el pueblo que lleva tantos años padeciendo.
La MUD decidió
las estrategias a seguir, al parecer, satisfaciendo a los diferentes grupos que
trataron de poner en juego alguna de todas las iniciativas acordadas por ella. Un candidato “picó adelante” y tomó la
bandera del revocatorio, haciendo campaña y presionando a la población para
seguirle. Al ser tendencia, la mayoría de los otros grupos lo han apoyado. Eso
puede significar puntos a favor de ese candidato, aunque podríamos decir que
todos los venezolanos somos precandidatos… a algo. Muchísimos aspiran llegar a
Miraflores, aunque para que quien llegue sea su tumba o su consagración. Pareciera que ningún partido de la oposición tiene la suficiente fuerza humana necesaria para gobernar
a un país que se ha esfumado del horizonte. Si “todos a una” como Fuente
Ovejuna no apoyan al gobierno que se elija, esto quiere decir, que si votaron
por tal o cual persona porque fue la que se seleccionó, no se sientan obligados a respaldarlos y al
siguiente día de tomar posesión de su cargo empiecen a hacerle oposición,
acompañados de lo que quede del chavismo. Entonces el gobierno no podrá darle rápidas,
efectivas consensuadas soluciones al país y empiecen a improvisar lo que deben
hacer. ¡Que frustración! El darle salida al futuro a una población que ha
sufrido durante tanto tiempo hambre, sed, desatención de su salud, inflación
exorbitada, etc. se verá frustrada y exigirá soluciones inmediatas que alivien
sus penas. A la población también hay que prepararla para que no espere lo que
no puede venir y para que ayude con lo
poco o mucho que pueda aportar. Todos podemos.
¿Quién asumirá tan
magna tarea? Todos juntos, respetando los acuerdos de colaboración y apoyo a
los que nuestros dirigentes hayan llegado. No es una cuestión personal. No es
un individuo que estará en la Presidencia dando órdenes, haciendo campaña
electoral y ofreciendo cosas que no será capaz de realizar. Es un grupo humano
multicolor, cada uno con sus especialidades o responsabilidades, que deberá
trabajar para encontrar el verdadero camino del cambio. Pura teoría, dirán
ustedes, sí, pero esas teorías han sido probadas en otros tiempos y
circunstancias y han sido exitosas, por eso nos preguntamos: Y de los acuerdos
¿Qué? Nos contestarán: vendrán. Esperamos que sea ahora, porque para mañana es
tarde.
Montreal, 17 de
agosto de 2016
Ligia Valladares
de Salcedo